Animal cautivo

Hay que asumir que se es un animal, cautivo, entre los límites poco claros del espacio cibernético, universal, dudosamente real. Soy un animal... sólo tengo esa certeza y no me queda otra alternativa que escribir poesía para humanizarme. Tal vez debo decir solamente Escribir. Sé que no es la mejor manera para instalarse en un blog dispuesta a cazar espíritus. Pero tengo un hambre de pasión metafísica que convierte en Dios todo lo que toco.

domingo, octubre 29, 2006

Héctor Carreto (México)
















Héctor Carreto en Morelia, octubre de 2006

Hombres de bolsillo

Los hombres de bolsillo son pequeños,
visten de oscuro
y corren peligro de ser confundidos con ratones.
No obstante, son inofensivos
y es débil su chillido.
Se limitan a cumplir,
no más, no más.
Como buenos relojitos caminan por la calle.
¿Qué lindos muñequitos de cuerda,
qué monos!
No sienten la cadena que va desde su cuello
hasta el chaleco de los dioses
ni la mano que tranquila
los guarda en el bolsillo.

(De: La espada de San Jorge, México, 1982)

martes, octubre 24, 2006

Lêdo Ivo, (Brasil, 1924).
















Ledo Ivo en Pátzcuaro, México, 2006

LOS MURCIÉLAGOS

Los murciélagos se esconden tras las cornisas
del almacén. ¿Pero dónde se esconden los hombres,
que vuelan la vida entera en la oscuridad,
chocando contra las paredes blancas del amor?

La casa de nuestro padre estaba llena de murciélagos
colgados, como luminarias, de las viejas vigas
que apuntalaban el tejado amenazado por las lluvias.

"Estos hijos nos chupan la sangre", suspiraba mi padre.

¿Qué hombre tirará la primera piedra a ese mamífero
que, como él, se nutre de la sangre de los otros animales
(¡hermano mío! ¡hermano mío!) y, comunitario, exige
el sudor de su semejante aun en la oscuridad?

En el halo de un seno joven como la noche
se esconde el hombre; en el algodón de su almohada,
en la luz del farol
el hombre guarda las doradas monedas de su amor.
Pero el murciélago, durmiendo como un péndulo,
sólo guarda el día ofendido.
Al morir, nuestro padre nos dejó (a mis ocho hermanos y a mí)
su casa donde de noche llovía por las tejas rotas.
Pagamos la hipoteca y conservamos los murciélagos.
Y entre nuestras paredes se debaten: ciegos como nosotros.


OS MORCEGOS

Os morcegos se escondem entre as cornijas
da alfândega. Mas onde se escondem os homens,
que contudo voam a vida inteiro no escuro,
chocando-se contra as paredes brancas do amor?

A casa de nosso pai era cheia de morcegos
pendentes, como luminárias, dos velhos caibros
que sustentavam o telhado ameaçado pelas chuvas.
"Estes filhos chupam o nosso sangue", suspirava meu pai.

Que homem jogará a primeira pedra nesse mamífero
que, como ele, se nutre do sangue dos outros bichos
(meu irmão! meu irmão!) e, comunitário, exige
o suor do semelhante mesmo na escuridão?

No halo de um seio jovem como a noite
esconde-se o homem; na paina de seu travesseiro, na luz
do farol
o homem guarda as moedas douradas de seu amor.
Mas o morcego, dormindo como um pêndulo, só guarda
o dia ofendido.

Ao morrer, nosso pai nos deixou (a mim e a meus oito irmãos)
a sua casa onde à noite chovia pelas telhas quebradas.
Levantamos a hipoteca e conservamos os morcegos.
E entre os nossas paredes eles se debatem: cegos como nós.

sábado, octubre 21, 2006

Frida Kahlo



Raíces y catrinas

La vida arde entre raíces y catrinas
late el tiempo oculto tras la piedra
y un río de estrellas rojas
baja desde el volcán con la boca pintada
de rosas festivas
para beber en la calavera de los dioses
sangre dulce y luz de la noche de México

lunes, octubre 16, 2006

Alfonso Calderón

(Edith Piaf: "Non, Je ne regrette rien" )

Yo soy del 30

Desnudo, llegué al mundo en 1930.
Volaban, entonces, los dirigibles
hacia el Polo, y mi padre silbaba:
la “Carioca”. “Te para dos” y “Ángela mía”.
Mis tías vivirían para siempre
(y en Valparaíso, como resulta
natural). Hitler ya estaba ahí,
y los Tres Chanchitos sueltos
iban preguntando: “¿Quién
le teme al Lobo Feroz, al Lobo Feroz?”
La tos convulsiva, el aceite de hígado
de bacalao, las gotas de Nicán.
Versos de Pipo en muros y faroles.
Capone caía a la gayola, Lindbergh era un héroe
y Robert Taylor y Rosalind Russell se amaban
en “El último saludo”, con la guerra del 14.
How to have peace?, decían en Londres.
Tranvías de dos pisos iban a Chorrillos
Y en las revistas los tigres y los maharajaes
—más unas vistas de Gandhi— eran la India.
Como el cardenal Danielou,
aunque un poco antes, yo veía a Dios
en todas las cosas de la vida.
En la subida de Playa Ancha encontré
a la Tortilla Corredora y a los Músicos
Viajeros. Sicilianos, y con todo,
en la familia morían de muerte natural.
Me encantaban el olor de los periódicos,
El manjar blanco, las galletas
De jengibre y los grisini.
Fotografías y recortes de revistas
en los muros (Mussolini, Balbo, Ciano,
“Cantimplora” Olguín y David Arellano,
Valentino, Pola Negri y la Nazimova,
Sacco y Vanzetti, el Niño Jesús
de Praga, Don Bosco y San Nicola di Bari).
Los millonarios se arrojaban por las ventanas
en New York, y “King-Kong” amaba a Fay Wray.
Dick Tracy era mi guía espiritual.
Oía “Giovinezza”, los domingos,
de mañana, en el Parque Italia junto a la loba.
Mi padre usaba sombreros a lo Chevalier
y pantalones Oxford, de marinero.
Mi madre, esos trajes azules de seda
con lunares blancos y quitasol.
Los galanes, en calle Pedro Montt,
lucían sus polainas grises,
y más tarde se iba a Las Salinas,
en donde el pan de huevo era Primera Comunión.
Ya en el 34, quise ver la isla de Crusoe,
el loro de John Silver el Largo,
los leones del gozoso Tartarín.
Me puse a buscar a mi Ángel de la Guarda,
los nombres de los instrumentos musicales
en el “Larousse”, y a contar los autos
(Packard, De Soto, Ford, y Chevrolet).
“Catari”, las “Monas” Polo y las fiestas
de la primavera (reina fue María Luisa).
Y en eso, Abisinia, la guerra Civil
Española, y el príncipe de Gales
que renuncia al trono por el amor
de Wallie Simpson. De ahí para adelante,
creí que esos años eran felices,
que la vida era hermosa, y antes
de leer a Jacques Prévert,
que el caballo de Troya y los perros
con ojos como platos vinieron,
para mi perfecta alegría, en el Arca de Noé.
Y ahora, en una tromba, se fue todo.
¿Podemos comenzar de nuevo?

(“Testigos de Nada”, Editorial RIL, Santiago, 1997)

viernes, octubre 13, 2006

Arreglo surrealista

Las dejaste sobre la mesa/ No podía dejar de reírme/ Era un arreglo demasiado grande/ Flores de todos colores entretejidas para resistir la eternidad/ Una trama cerrada y asegurada con alambres/ Pensé que era algo así como un homenaje a mi muerte/ Una manifestación tanática/ Una corona de difuntos/ Ahora miro y reviso en calma luego de tu ofensiva sorpresa/ Selecciono la imagen desde donde viene el impacto/ En Un tranvía llamado deseo se abre una puerta/ La locura intenta un escape/ pero una mujer detrás de la niebla/ pregona coronas para los muertos/ Pensé en una visión Dalí/ En los detalles premonitorios iluminadores nacientes/ intensos/ de cualquier comienzo o fin/ Un desbordado arreglo de flores sonríe sobre la mesa/ forzando el futuro/ pétalo a pétalo

lunes, octubre 09, 2006

Vicente Huidobro


















("Composición X", de W. Kandinsky)

NON SERVIAM

Y he aquí que una buena mañana, después de una noche de preciosos sueños y delicadas pesadillas, el poeta se levanta y grita a la madre natura: Non serviam.
Con toda la fuerza de sus pulmones, un eco traductor y optimista repite en las lejanías: “No te serviré”.
La madre Natura iba ya a fulminar al joven poeta rebelde, cuando éste, quitándose el sombrero y haciendo un gracioso gesto, exclamó: “Eres una viejecita encantadora”.
Ese Non serviam quedó grabado en una mañana de la historia del mundo. No era un grito caprichoso, no era un acto de rebeldía superficial. Era el resultado de toda una evolución, la suma de múltiples experiencias.
El poeta, en plena conciencia de su pasado y de su futuro, lanzaba al mundo la declaración de su independencia frente a la naturaleza.
Ya no quiero servirla más en calidad de esclavo.
El poeta dice a sus hermanos: “Hasta ahora no hemos hecho otra cosa que imitar al mundo en sus aspectos, no hemos creado nada. ¿Qué ha salido de nosotros que no estuviera antes parado ante nosotros, rodeando nuestros ojos, desafiando nuestros pies o nuestras manos?”
“Hemos cantado a la naturaleza (cosa que a ella bien poco le importa). Nunca hemos creado realidades propias, como ella lo hace o lo hizo en tiempos pasados, cuando era joven y llena de impulsos creadores”.
Hemos aceptado, sin mayor reflexión, el hecho de que no puede haber otras realidades que las que nos rodean, y no hemos pensado que nosotros también podemos crear realidades en un mundo nuestro, en un mundo que espera su fauna y su flora propias. Flora y fauna que sólo el poeta puede crear, por ese don especial que le dio la misma Madre Naturaleza a él y únicamente a él”.
Non serviam. No he de ser tu esclavo, madre Natura; seré tu amo. Te servirás de mí; está bien. No quiero y no puedo evitarlo; pero yo también me serviré de ti. Yo tendré mis árboles que no serán como los tuyos, tendré mis montañas, tendré mis ríos y mis mares, tendré mi cielo y mis estrellas.
Y ya no podrás decirme: “Ese árbol está mal, no me gusta ese cielo..., los míos son mejores”.
Yo te responderé que mis cielos y mis árboles son los míos y no los tuyos y que no tienen por qué parecerse. Ya no podrás aplastar a nadie con tus pretensiones exageradas de vieja chocha y regalona. Ya nos escapamos de tu trampa.
Adiós, viejecita encantadora; adiós, madre y madrastra, no reniego ni te maldigo por los años de esclavitud a tu servicio. Ellos fueron la más preciosa enseñanza. Lo único que deseo es no olvidar nunca tus lecciones, pero ya tengo edad para andar solo por estos mundos. Por los tuyos y por los míos.
Una nueva era comienza. Al abrir sus puertas de jaspe, hinco una rodilla en tierra y te saludo muy respetuosamente.

(Leído por Vicente Huidobro en el Ateneo de Santiago, en 1914)

miércoles, octubre 04, 2006

Jacques Prévert

























("El Terapeuta", de René Magritte)

PARA HACER EL RETRATO DE UN PÁJARO

Pintar primero una jaula
con la puerta abierta
pintar después algo bonito
algo simple, algo bello,
algo útil para el pájaro.
Apoyar después la tela contra un árbol
En un jardín en un soto
o en un bosque esconderse tras el árbol
Sin decir nada, sin moverse
A veces el pájaro llega enseguida
Pero puede tardar años
antes de decidirse.
No hay que desanimarse
Hay que esperar
Esperar si es necesario durante años
La celeridad o la tardanza
En la llegada del pájaro
No tiene nada que ver
Con la calidad del cuadro.
Cuando el pájaro llega, si llega
observar el más profundo silencio
esperar que el pájaro entre en la jaula
y una vez que haya entrado
cerrar suavemente la puerta con el pincel.

Después borrar uno a uno todos los barrotes
cuidando de no tocar ninguna pluma del pájaro.

Hacer acto seguido, el retrato del árbol,
escogiendo la rama más bella para el pájaro,
Pintar también el verde follaje
Y la frescura del viento,
El polvillo del sol
y el ruido de los bichos de la hierva en el calor estival
y después esperar
que el pájaro se decida a cantar.

Si el pájaro no canta, mala señal,
Señal de que el cuadro es malo,
Pero si canta es buena señal,
Señal de que podéis firmar.
Entonces arrancadle delicadamente
una pluma al pájaro
Y escribid vuestro nombre
En un ángulo del cuadro.

domingo, octubre 01, 2006

El pintor y la modelo


(Soar: A Celebration of the Female Form, de SirenaBlack)

PARA TI MI AMOR

Fui al mercado de pájaros
y compré pájaros
Para ti
mi amor
Fui al mercado de flores
y compré flores
Para ti
mi amor
Fui al mercado de chatarra
y compré cadenas
Pesadas cadenas
Para ti
mi amor
Después fui al mercado de esclavos
Y te busqué
Pero no te encontré
mi amor.

Jacques Prévert
(De: "Paroles". Versión de Claire Deloupy)