Animal cautivo

Hay que asumir que se es un animal, cautivo, entre los límites poco claros del espacio cibernético, universal, dudosamente real. Soy un animal... sólo tengo esa certeza y no me queda otra alternativa que escribir poesía para humanizarme. Tal vez debo decir solamente Escribir. Sé que no es la mejor manera para instalarse en un blog dispuesta a cazar espíritus. Pero tengo un hambre de pasión metafísica que convierte en Dios todo lo que toco.

miércoles, diciembre 28, 2005

Juegos

Desde entonces vago por este palacio de la risa con sus ecos hipnóticos y sus pajes sonámbulos, cruzando las argollas de humo de las diversas etapas, hasta la pérdida fatal. Pero momentánea. Mañana es otro día y habrá nuevos amuletos, poder en efectivo para iniciar el metabolismo de las máquinas. Por eso nunca se nota la tristeza o la derrota. Al amanecer, los perdedores comienzan a desvanecerse como fantasmas que arrastran sus cadenas por los salones alfombrados sin confundir a nadie, sin provocar dudas o risas. Desaparecen sin dejar huellas, sin extender su derrota o contaminar el ambiente con su muerte. Sólo desaparecen en un silencio opacado por los gritos de júbilo de la tecnología y el tintinear de las fichas danzantes de mano en mano, promoviendo la comunión de los competidores que repiten su lema como un mantra “Lo importante no es ganar sino competir”... (Fragmento de "Diario de una Sirena").