Animal cautivo

Hay que asumir que se es un animal, cautivo, entre los límites poco claros del espacio cibernético, universal, dudosamente real. Soy un animal... sólo tengo esa certeza y no me queda otra alternativa que escribir poesía para humanizarme. Tal vez debo decir solamente Escribir. Sé que no es la mejor manera para instalarse en un blog dispuesta a cazar espíritus. Pero tengo un hambre de pasión metafísica que convierte en Dios todo lo que toco.

miércoles, abril 07, 2021

Taller de Escritura Creativa 2021 Lila Calderón

viernes, octubre 16, 2020

Lila Calderón y Las Fiestas Patrias del Elefante

sábado, junio 13, 2020

Elefante cautivo en las escenografías de la patria y de sus formas

Elefante cautivo 

en las escenografías de la patria y de sus formas 


 Por Gustavo Barrera Calderón




En su nuevo libro, Lila Calderón nos instala en el interior de la mente de un elefante. Nos deja en el riel que recorre la construcción, destrucción y reconstrucción del animal cautivo. Siguiendo los códigos de honor y de humor de una aventura que los niños disfrutarán, sin perder ninguno de sus ingredientes favoritos, plantea también (no solo plantea, sino que son la médula del relato) asuntos filosóficos de interés. A través de sus palabras que forman imágenes, monólogos, diálogos y situaciones, permite experimentar la realidad exterior e interior del animal cautivo. Un elefante domesticado para trabajar en un circo es despedido, y no ve otra opción para seguir adelante que personificarse y partir a la ciudad. Desde el desconcierto y el temor al mundo desconocido en el que debe ubicarse, es orillado a convertirse en personaje, a fabricarse una máscara de elefante-persona, que según observa, es indispensable para ser aceptado por los otros. Intenta entender y seguir las reglas del juego de los otros y éstas se vuelven familiares, las acepta. Hay muchas cosas que no comprende pero siente que tiene la obligación de adaptarse a ellas. Surge en Don L-Fante una conciencia del yo, que pasa a tomar las riendas de su vida: “Yo, que me he dado por entero para cumplir esta misión de entretener a grandes y chicos, que no me preocupé por mí y por eso no tengo hijos ni familia…Todo lo sacrifiqué. Y ahora me hacen esto a mí —repetía…” Como un motor que consume toda su energía, echa a andar un soliloquio que no para, que intenta darle certezas, darle ánimos. Conoce a nuevos personajes que se vuelven amigos y cercanos, e indaga en ellos para saber qué es lo que debe hacer. El soliloquio del yo no le da descanso y se vuelve agotador, agobiante. Su necesidad de hacer lo correcto, sin saber lo que es correcto, le vuelve inseguro. Se desenvuelve falto de carácter pidiendo disculpas, evitando llamar la atención. Consciente de estar siempre bajo sospecha por ser un animal migrante, diferente, fuera de lugar, decide refugiarse en una apariencia anodina, convencional, obediente. La obediencia del elefante con una pata amarrada a la estaca. Algo que no parece lógico, porque no sería necesario un gran esfuerzo para romper la cuerda o desenterrar la estaca y liberarse. No parece lógico pero es efectivo por la carga simbólica de la pata amarrada a la estaca. En su búsqueda de trabajo, necesaria para cumplir con los planes que otros le propusieron o le recomendaron y que acaba de hacer suyos, comienzan los primeros cuestionamientos: “Se desmotivó y decidió posponer la idea de estudiar hasta juntar algo de dinero, por lo que reforzó la búsqueda de trabajo. Esa misma semana fue contratado en una oficina de contabilidad gracias al apoyo de la junta de vecinos. Eso sí, antes le realizaron unos test psicológicos que arrojaron muestras definitivas de sus potenciales. “¿Por qué tengo que ver estas láminas tan extrañas?”, se preguntaba”. Días de trabajo esclavista intercalados con fiestas patrias, vacaciones o fines de semana, hacen de la vida una suma de anécdotas inconexas. Tras las fiestas, que causan extrañeza y una sensación de malestar, queda en evidencia el absurdo de las estructuras que ha ido aceptando una tras otra y que se convirtieron en una estaca invisible, sujeta por una cuerda invisible a una de sus patas que ya no ve. “Ya sería el colmo volver con influenza porque ni siquiera me he vacunado y estoy con las defensas bajas, así que no sería nada de extraño con la cantidad de bacterias y virus que andan en el aire. Pero no puedo ponerme tan fatalista, si yo soy firme como una montaña. Una montaña que va al supermercado para nutrirse conscientemente, con verduras frescas, coloridas y con descuento para elefantes” Y hubiera seguido así, en un pequeño infierno, que es la normalidad, de no mediar un paseo que salió a dar para despejar su mente, la mente del personaje, sin imaginar que esto abriría la puerta a una conciencia desconocida que siempre estuvo en él. “Un pequeño rodado cayó junto a él haciendo desaparecer la musa de un templo que no advertía y se vio obligado a detenerse; aprovecharía de descansar. Sintió sed. ¿Era una sed física, psíquica o metafísica? Tal vez era el delirio de la falta de agua lo que estaba provocando su monólogo desde la agitación misma del lenguaje, que incluso hacía girar las piedras hasta perseguirlo agrandándose como bolas de nieve, incansables rocas de Sísifo o aflorando desde el rodaje de “Las siete oportunidades”, la película de Buster Keaton en la que el agobiado actor no sabía hacia dónde escapar de las rocas monstruosas que crecían y se le venían encima”. Sufre un cambio inesperado y descubre que ya no puede volver al orden en que se estaba desenvolviendo su vida. Intuye que su vida no le pertenece y sospecha que existe una narradora omnisciente que mueve sus pasos y habla por él. Siente algo nuevo. No puede decirlo con palabras, no sabe cómo explicar su epifanía: “Había que partir por el lenguaje para salir de la mudez. Por la narrativa. Desafiarla con todos sus riesgos, con sus siglos de estar en pie y su memoria gigantesca. Invisible y victoriosa. Porque según como se pronunciara podía dividir el mundo. Idiomas, castas, clases y poder. Estaba muriendo en vísperas de Fiestas Patrias”. Surge una conciencia que reside en otro plano y es de otra naturaleza, renace, experimenta una transmutación de planos o capas de su propia existencia. Pero quiere continuar, seguir en la trama, esta vez en armonía. Encuentra pequeñas soluciones originales que se salen de lo esperado. En cualquier caso, no es lo que sucede afuera lo que importa, sino su mirada, que toma un nuevo y hermoso brillo. 

Don L-Fante en su camarín 



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 Gustavo Barrera Calderón (Santiago, 1975) poeta, licenciado en arquitectura por la Universidad Católica de Chile. Formó parte del taller de la Fundación Pablo Neruda en 1996. Sus textos han aparecido en revistas, antologías y discos compactos como Poesía Chilena para el siglo XXI, de la DIBAM; Al Tiro: panorama de la nueva poesía chilena, editada por la revista Vox de Buenos Aires; Círculo Infinito, antología editada por Al Margen en 2002; Cantares, antología de poesía joven chilena, compilada por Raúl Zurita para Lom. Exquisite es su primer libro de poesía, publicado en 2001 por Ediciones del Temple. Obtuvo la beca de creación literaria otorgada por el Ministerio de Educación de Chile en 2002, año en que publicó Adornos en el espacio vacío, Premio Revista de Libros 2002, del diario El Mercurio. En 2007 publicó la trilogía integrada por los libros Primer orificio, Papeles murales y tapices, y Mori Mari monogatari, bajo el sello Barrera Real, donde editó el registro del homenaje Dinero, muerte y un rostro sin cejas, realizado en 2006. Creatur es su sexto libro de poesía, escrito con el apoyo de la beca de creación literaria para escritores profesionales del Fondo del Libro 2006.

domingo, abril 19, 2020

El oleaje que mece las almas, Lila Calderón, poemas


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Texto poético del libro: "Lo que ocultan los vestidos", Lila Calderón. Editorial Bordes, Santiago 2014.

domingo, abril 12, 2020

Zapatos y baldosas, Lila Calderón


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Lectura poética, texto del libro "Telas y Entretelas", Lila Calderón, Ediciones Otra Yo, 2018.

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domingo, marzo 29, 2020

"Telas y Entretelas", Lila Calderón



Texto poético del libro "Telas y Entretelas", Lila Calderón, 
Ediciones Otra Yo, 2018.

martes, marzo 24, 2020

"Vestidos de capa y escudo". Lila Calderón, Chile.



Inauguración virtual del "Encuentro de Poetas Paralelo Cero 2020", Ecuador.


Vestidos de capa y escudo
I

Y hay desfiles de disfraces
para zombies, mutantes, vudú
muñecos de hilvanes anudados
y alfileres sin cabeza.
Esqueletos de talle largo
sobre negros vestidos
lucen bien con sus guadañas
junto a diablas, monstruos
brujas de capa y escoba
lobos, vampiros
calabazas, cuernos, máscaras
y payasos pendencieros
con el don de despertar
el miedo
para embaucar al prójimo
con ritos de pesadilla
más viejos que el hilo negro
en la historia universal.

II

Otras propuestas de diseño
reelaboran tradicionales túnicas
enjuagadas en agua de ruda
para desviar males de ojo.
Vestidos con botones de palqui
cosidos en cruz con lana roja
y bolsillos pectorales
para medallas de San Benito
Vade Retro Satána
y collares de ajos trenzados
romeros, laureles, canela
cuarzos, incienso y sal de mar
porque si no cree en brujos Garay
sepa que de haberlos, los hay.


(Del libro "Telas y Entretelas", 2018)

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domingo, enero 12, 2020

"Las Fiestas Patrias del Elefante", de Lila Calderón



Esta novela narra la historia de un elefante que ha trabajado durante toda su vida en un circo hasta que recibe el sobre azul con su despido. El señor Corales, su jefe, le hace ver que ya está muy viejo y por necesidades de la empresa es hora de reemplazarlo. Así comienza su mayor desafío, resistir el dolor, la desilusión, enfrentar la cesantía, postular a nuevos empleos, replantearse su vida. Debe abandonar la burbuja y aventurarse en una ciudad que le parece confusa, hacer nuevas relaciones y aplicar todo su ingenio para encontrar las herramientas que le permitan vencer uno a uno los obstáculos. Finalmente descubre que siempre es posible abrir nuevos caminos siendo fiel a su propia naturaleza. Ello le permitirá viajar, conocer personas y lugares cruciales, asombrarse con las maravillas del mundo interior y exterior, experimentar la liberación al soltar sus propias cadenas, superar temores y amar.

¿A qué lectores le recomendaría Las Fiestas Patrias del Elefante?

-A lectores de toda edad, es una novela de transición. El Elefante migra desde un lenguaje que va mutando en la medida que se toma su tiempo para reflexionar, autoconocerse y peregrinar hacia su interioridad. Va profundizando, cambiando su mirada y su lenguaje. Es así como reconoce sus raíces, recupera su naturaleza, puede valorar su migrancia y decidir sobre su futuro, cuestionando con humor las imposiciones de su narradora y de su editora. Esa es la verdadera libertad que el personaje establece como ser literario al ir cavilando sobre el transitar en un territorio sin fronteras, real o imaginario. Este libro es para un lector de hoy, sin edad, a diferencia de las novelas anteriores como “Lily y el Conejo Dorado” (2016) o “La Constelación de la Serpiente” (2017), entre otros títulos de mi autoría publicados por Ediciones del Gato. Aunque los temas de igual manera nos conectan a todos, así sea abordar las complejas relaciones humanas y animales, las comunicaciones, la tecnología, avances científicos, amenazas medioambientales y las preocupaciones inmediatas de cualquier ciudadano común, como el amor, la soledad, la justicia, etc. En “Las Fiestas Patrias del Elefante”, es la existencia también la que plantea las mismas problemáticas de siempre, pero con un mayor cuestionamiento para provocar el mirarse en el espejo y bucear dentro de las aguas ondulantes de un reflejo que a veces pareciera no representarnos.












Seguir leyendo en:

viernes, diciembre 20, 2019

"Con Cierto Cuento" Luis Paniagua y Juan Pedro Romera. lyre, lira

jueves, diciembre 19, 2019

Epitafio de Seikilos - Música de la Antigua Grecia

martes, diciembre 17, 2019

Presentación libro "Las Fiestas Patrias del Elefante"

Presentación novela "Las Fiestas Patrias del Elefante" en XXI Feria del Libro de Ñuñoa. Hugo González, Lila Calderón, Luciano Ojeda y Lilian Flores Guerra. 8 diciembre 2019.

Hugo González, Lila Calderón, Luciano Ojeda y Lilian Flores Guerra

Hugo González, Lila Calderón, Luciano Ojeda y Lilian Flores Guerra

Hugo González, Lila Calderón, Luciano Ojeda y Lilian Flores Guerra

Hugo González, Lila Calderón, Luciano Ojeda y Lilian Flores Guerra

Hugo González, Lila Calderón, Luciano Ojeda y Lilian Flores Guerra


Ver más en:

«Las Fiestas Patrias del Elefante», novela de Lila Calderón:
QUITARSE LAS ESTACAS Y REINVENTARSE
Por Lilian Flores Guerra.

http://letras.mysite.com/lcal101219.html?fbclid=IwAR1qBmWtLsqTl3y_MnmltovUJ5AXRFUSJr3mjYfa1FMEoPCvju2PT8aqnOs

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Décimas al libro "Las Fiestas Patrias del Elefante", de Lila Calderón




Texto:  Hugo González Hernández
Registro video: Delia Valderrama
Presentación novela "Las Fiestas Patrias del Elefante",
de Lila Calderón 
en XXI Feria del Libro de Ñuñoa, 8 de diciembre de 2019.


Décimas al libro "Las Fiestas Patrias del Elefante", de Lila Calderón


Vengo a saludar hoy día
esta novela preciosa
que integra en su bella prosa
realidad y fantasía.
Fábula y alegoría,
cuento y crítica social.
Y en este libro vital
ameno, claro y cercano,
lo animal es tan humano
como humano es lo animal.

En "Las Fiestas patrias del

Elefante" se refleja
la vida y su moraleja
fabulada en el papel.
Nos toca el alma y la piel
este relato oportuno,
nos alude a más de alguno
su historia de punta a punta,
que hasta el lector se pregunta
qué animal sería uno.

Un elefante mayor

acróbata destacado
es despedido y echado
de su hogar y su labor,
Se revela así el color
del sistema y su falacia
porque por mucha acrobacia
talento, empeño, altruismo,
prima siempre el nepotismo
sobre la meritocracia.

Enseña el libro señero

que en esta vida bellaca
hay que arrancarse la estaca
para partir desde cero,
y hacer un nuevo sendero
con empeño y convicción,
aprendiendo la lección
que este mundo tan salobre,
más que selva, es circo pobre
hasta el fin de la función.

Hay tanto Sr. Corales

que como patrón de fundo
se cree dueño del mundo
muy lejos de sus cabales.
Y trata como a animales
al pobre, al niño, al anciano
Con el látigo en la mano
nos daña y habla de paz
y no renuncia jamás
frente al pueblo soberano.

El circo es itinerante

pero es la misma rutina
y esta sátira genuina
lo ilustra en forma brillante.
Bien lo sabe el elefante
que migra en la adversidad,
que se confunde a su edad
y lucha en la cuerda floja
de esta sociedad que aloja
abuso y desigualdad.

Quieren a la población

en un jolgorio circense
que no cuestione ni piense 
cuándo acaba la función.
Que una falsa diversión
saque su instinto animal
pero este libro esencial
muestra que es una conquista
dejar la carpa y la pista
y ver el mundo real.

Porque hay que hacer malabares

y hacer equilibrio y magia
cuando el futuro presagia
incertidumbre y pesares.
Enfrentar los avatares
del trapecio del abismo,
y asumiendo el realismo
saber que en las luchas plenas
no hay estacas ni cadenas
para quien cree en sí mismo.



Hugo González Hernández 
Poeta y músico.

jueves, diciembre 05, 2019

Presentación de libro


sábado, noviembre 16, 2019

"Las Fiestas Patrias del Elefante"



"LAS FIESTAS PATRIAS DEL ELEFANTE" 
DE LILA CALDERÓN:
UN RELATO MIGRATORIO


por Leonidas Rubio


"Lily y el Conejo Dorado" (2016); "La Constelación de la Serpiente" (2017); "La Ciudad de los Temblores" (2018); "Animalia, La Gran Fuga y otros cuentos" (2018): tales son los títulos de la poeta, narradora y artista visual Lila Calderón (La Serena, 1956) dirigidos a lectores precoces o, como se dice metódicamente, de literatura infanto-juvenil. Nosotros preferiríamos recordar que se trata de literatura a secas pero con la singularidad de que también suele y puede ser leída por niños. En cuanto tal, está auxiliada por imágenes gráficas y verbales que incorporan el acervo imaginario del lector de menor edad sin dejar de ser extensiva a esa arista de infancia latente que persiste en la imaginación y en la emoción de un lector de cualquier edad. Es el lenguaje universal de la fábula, la alegoría y la leyenda. O como decía Floridor Pérez en la bajada de título de su "Cielografía de Chile", es "poesía para niños también". O parafraseando a Saint Exupery en la dedicatoria de su inolvidable clásico: es un relato para los lectores "cuando eran niños".

A los títulos ya mencionados se agrega en este octubre de 2019 "Las fiestas patrias del elefante" publicado, al igual que los anteriores, por Ediciones del Gato. Sobre este libro intentaremos hacer algunas aproximaciones analíticas evitando al máximo incurrir en indiscretos spoiler que pudieran reducir nuestra lectura a un mero argumento. Sin embargo, incidentalmente, aludiremos a la trama para poder interpretar los rasgos distintivos de este título.

No es inoficioso recordar que estamos en el ámbito de la fábula. Es decir, del relato que cuenta con personajes que son animales humanizados. Adicionalmente se desprende de este relato una lección de vida no reducible a moraleja sino más bien a un proyecto de parábolas graduales que se va complejizando conforme avanza. Los personajes zoomórficos coexisten en una sociedad antropomórfica donde a los humanos les toca escasa significación, reservándose para los animales el simbolismo central de la lucha por la adaptación y la sobrevivencia. En este punto el libro de Lila Calderón se ciñe al tópico de la experiencia ejemplar propia del género fabulesco -o fabuloso- pero se desdobla en propósitos cercanos a la novela psicológica y a la sátira social. Esa variable en acción va poniendo a los personajes, especialmente a L-Fante, el protagonista, en una situación progresiva de descubrimiento de su identidad y cambio de conciencia que involucra el conjunto de intra-relatos en un todo articulado.

Pero ¿quién es este protagónico L-Fante? Se trata de un paquidermo acróbata de circo que es despedido de su trabajo y reemplazado por Lord Enzo, un elefante más joven, de poco talento pero favorecido por lazos familiares con el dueño del circo. Dejemos esa línea argumental como guiño suficiente para señalar que desde sus primeras páginas este libro se nos presenta como una parodia de la sociedad contemporánea bajo una forma lúdica y alegórica de queja social. De este modo el libro de Lila Calderón se pone en una estirpe de fábula socio-política que tiene su principal antecedente en "La Granja" (1945) de George Orwell. Sin embargo nuestra novela se vale de un ritmo que va simulando una improvisación mucho más dinámica que en el estructurado clásico inglés. Esta estrategia narrativa de Calderón se nutre, por ejemplo, del habla coloquial llevada al extremo con el uso de giros modernos, anglicismos y localismos que dan al relato una sensación de velocidad y multiplicidad muy cercana a las redes sociales. Otro resorte estratégico de este relato está dado por el uso de una narradora omnisciente que se hace explícita, es decir, que se enuncia como tal en forma autorreferencial: "Y como yo soy una narradora omnisciente y tengo plena potestad en este mundo, puedo mencionarles que". Con estos guiños hace posible un estado de representación del relato que se vuelve un meta-relato y por tanto da al lector la evidencia de ser parte de una ficción en tiempo real. Este recurso aparece de manera punzante en 4 oportunidades bien distribuidas, poniendo de manifiesto el contraste entre realidad y fantasía. A la vez recrudece los roles que expresa el libro como producto y soporte del texto: la función lector-autor-narrador-personaje parece enfriarse súbitamente por este cable a tierra. Este recurso del cual Unamuno fue pionero en "Niebla" (1914) alcanza un sentido inverso en el libro que comentamos, puesto que en el clásico español teníamos a un narrador desmintiendo la existencia real del personaje, en tanto el narrador de Lila Calderón se desmarca de su rol traspasando su veracidad y autonomía al personaje ficticio.  Se trata de recordar que el asunto es mucho más dramático de lo que parece porque, como dice auxiliada por Buster Keaton: "en la vida real no existen los extras", tenemos que subir nuestros trapecios y lanzarnos con o sin red, sin excusas. 

Otra estrategia del lenguaje de este relato fabulesco es la paronimia o símil fonético de algunas alocuciones nutridas de la contingencia actual. Así por ejemplo se habla del Banco Usur, el canal Metflix, la línea de taxis Uler, las lámparas Piffany, en tanto otros elementos de la realidad virtual son aludidos directamente.

Estamos frente a un libro que debe leerse en alerta, porque todo puede ser parodia o sarcasmo tanto de la sociedad de consumo que expone como del acto mismo de denunciar. En este afán circular aparecen "las fiestas patrias" expresando los ritos de socialización de L-Fante que empieza a vivir un estado de shock después de su despido y tiene su primer apronte de la interacción fuera del circo a partir de una ramada o "fonda dieciochera": "Están todos locos, ¿cómo es posible que tomen vino en cacho y que haya que bailar con esas espuelas metálicas?". En efecto, tal parece que el protagonista ha vivido antes en una burbuja y sale bruscamente expulsado de ella para aterrizar de lleno en la realidad: "Y yo que pensaba que las Fiestas Patrias era una actividad circense que nos daba trabajo un mes completo, algo alegre como la fiesta de la primavera y nada más". 

"Las fiestas patrias del elefante" despliega su argumento en torno a una red de tópicos que es interesante distinguir:

1.- Tópico del viaje iniciático: Luego de su despido, cuando es empujado a un estado de indefensión, L-Fante comienza una especie de aventura iniciática. El indicio del viaje está dado en su periplo por la ciudad que hasta entonces le era desconocida. Luego el viaje se torna en un hecho práctico con sus vacaciones terapéuticas en el Caribe. Allí conocerá a Eli Fantina que será la inspiración de su siguiente prueba: el amor. Hacia el final se deja consignado un nuevo viaje del protagonista que agrega una dimensión metafísica al viaje épico que ya ha vivido, confirmando así su condición perpetua de migrante. Esta movilidad se sostiene así en dos planos: la idea del viaje externo como paralelo de un viaje interior de búsqueda que podría tender hacia la verdad o al menos hacia una percepción de la realidad más armónica entre la dimensión interior y exterior del personaje. Con este leit motiv el libro de Lila Calderón revierte el tópico de la inmovilidad simbólica de la que nos habla el cuento "El elefante encadenado" de Jorge Bucay (Argentina, 1949) partiendo implícitamente desde la misma premisa: la estaca que mantiene al elefante en cautiverio está instalada en su mente antes que en la tierra. En ese proceso, nuestro protagonista se va quitando uno a uno los engramas de la domesticación y llega a la autonomía a través del nomadismo tanto concreto (el viaje) como simbólico, poniéndose en tensión la idea de sí mismo con la intuición de ser en un sentido integral que hasta ahora le ha sido vedado: "…y el narrador que no lo dejaba en paz y se perdía a sí mismo pensando en su omnisciencia, que le hacía creer que debía pensar como elefante y como personaje de un autor que le decía qué era serlo, e identificarse con un elefante con estacas y todo."

2.- Tópico del amor iniciático: Cuando aparece Eli Fantina en una playa nuestro protagonista queda deslumbrado. Ella aparece como la imagen viva de la belleza y la juventud que a él se le escapa. El amor como tarea dificultosa se expresa primero en la torpeza e inexperiencia de L-Fante y luego en el desafío de la relación intergeneracional que debe romper el tabú, ya que él le dobla en edad a ella. En su proceso por adaptarse al amor casi milagroso que se le ofrece, el protagonista depura su imagen de sí mismo y le da otro significado a la etapa crepuscular de su vida. Con este ejercicio de entendimiento del amor empieza a percibir la sincronización entre el mundo exterior y las emociones: "La emoción de la lectura le produjo una taquicardia desmesurada que hizo balancear el tren hasta provocar la quebrazón de vidrios. 'Esto debe ser el amor', se dijo, poniéndose la mano en el pecho…".

Hasta aquí tenemos al sujeto elefante que es imagen de inocencia, sacrificio y sabiduría, el elefante totémico, Ganesha, el dios de 6 brazos, el elefante que es imagen de poder, el elefante talismán y el personaje que es móvil de un salto evolutivo. Continuemos observando las coordenadas de ese movimiento:

3.- Tópico del accidente iniciático: un desmayo por estrés con aterrizaje forzoso en una lámpara, la pérdida de un dedo con una espuela al tratar de bailar cueca y el alcance de un rodado de piedras en uno de sus viajes son formas que tomará su periplo de descubrimiento de una nueva identidad. Siendo así, es el golpe traumático, la herida y la cicatriz el modo en que se va registrando el derrumbe de su percepción antigua convirtiendo el accidente trágico en una forma aleccionadora de interpretación de las señales asignándole un sentido a la experiencia que antes sólo percibía como peso de un destino. Paralelamente a ese proceso, descubrirá que la vida en tanto más intensa es más peligrosa.

Al comentar el tópico del viaje decíamos que L-Fante pasa a una etapa de reinvención de su vida a partir de la condición migratoria. En este punto cabe detenerse en 3 situaciones complementarias:

a) La migración como constancia de una búsqueda identitaria: en efecto, nuestro protagonista llega a la conclusión de que es una especie de origen africano, haciendo un paralelo diferenciador con los elefantes de origen asiático que casi no tiene colmillos y son más pequeños, según explica. Tras esta identificación de un origen aparecen dos estados de ánimo que antes no tenía: (a.1) el orgullo, pues pasa a sentirse distinguido por su origen, y (a.2) la rebeldía, pues toma conciencia de una dignidad herida por la persecución de la que es objeto el elefante africano en el cruento mercado negro del marfil. Se pone así en sincronía solidaria con una historia de depredación y pasa a comprender que su circunstancia de vida anterior a la salida del circo era parte de una conjura contra su especie inspirada por un modelo de sociedad reducidora de su naturaleza. No es inoficioso recordar en este punto que la autora, en su dilatada trayectoria como poeta y artista plástica, ha instalado también estas imágenes zoomórficas como repertorio simbólico de una condición psíquica tanto individual como de inconsciente colectivo. Para dejar constancia de ello baste retomar su libro de poemas "Animal cautivo" (2009) y su instalación plástica "Paso de cebras" (2005).

Junto a lo anterior cabe consignar el símil con la migración italiana expresada a través de un libro que L-Fante le regala a Eli con una elocuente presentación: "Es la historia de Antonino, un inmigrante italiano que llega a Chile en 1878. ¡Un inmigrante como nosotros, que se aventura tras el sueño que podría cambiar su destino y el de su familia!". Con este inserto se está trazando un lazo comunicante hacia el libro "Capello" (2018) de Lilian Flores, donde el protagonista es precisamente un inmigrante italiano llamado Antonino. Ese recurso le permite incorporar un giro en el desarrollo de la trama central para superponer un nuevo intertexto que es la propia historia familiar de la autora. Esto uno puede deducirlo a partir del libro "Palimsesto" (2006) de Alfonso Calderón Squadritto, padre de la autora de "Las fiestas patrias del elefante". En efecto, en "Palimsesto", el Premio Nacional de Literatura 1988 reconstruye su ascendiente italiano y emprende el arquetípico viaje de los orígenes que ya comentábamos, el cual se expresa en el subtítulo de su libro: "Retorno a Sicilia". Y no es éste el único guiño autobiográfico o autorreferencial de Lila Calderón en el libro que comentamos sino que también se incluye una referencia familiar, concretamente a su hermana, la poeta Teresa Calderón, a través de la cita al poemario "Elefante" (2008) que también le regala el protagonista a su enamorada: "Leyeron algunos textos y comentaron con emoción ciertos fragmentos que impresionaron a la señora Jovita, en especial aquellos que hacían referencia a que las elefantas más viejas son las matriarcas que dirigen la manada y normalmente ellas no son madres."

b) Migración de los géneros: "Las Fiestas Patrias del Elefante" es un libro que deja registro de su movilidad en varias formas. No sólo el tópico del viaje y la identidad migratoria que ya hemos enunciado sino también a través de la técnica narrativa empleada, transmigrando el género del texto en fábula, sátira social, relato infanto-juvenil, novela psicológica y autobiografía simbólica. 

c) Migración de los roles sociales y circularidad del relato: nuestro protagonista pasa de ser acróbata de circo a ser administrativo contable en un bufete, para luego ser viajero y convertirse en un sujeto espiritual, autoconsciente y con sensibilidad política respecto de su especie. Esta conquista de la lucidez en oposición al adormecimiento -o encadenamiento con estacas- se hace a través del nomadismo que lo lleva a cerrar el círculo hacia el final del relato cuando retoma su función de acróbata de circo en un proyecto emprendido por su antiguo antagonista, Lord Enzo. La reconciliación con este personaje y la circularidad de su periplo convierten el desplazamiento migratorio en una condición totalizante que a la vez posibilita un final abierto: "Pero eso deberá resolverlo el narrador más adelante, porque en esta vida siempre hay que dejar cabos sueltos, y eso le diré a mi editora y a mi narradora omnisciente, que me encontrarán la razón." 

No es posible concluir esta presentación sin mencionar la relevancia que tiene en el relato de Lila Calderón el aspecto gestual del personaje. Esta gestualidad está presentada a través de la relación crítica con el lenguaje, cuya tensión entre expresividad y mudez cruza todo el argumento. La mudez como respuesta a la perplejidad, la opción de la mudez voluntaria a través de las representaciones de teatro no verbal inspirado en el cine mudo, el gesto de barritar en lugar de hablar frente a situaciones demandantes de sentidos que se le escapan, son parte de ese registro. Así también está el hablar atropellado de los momentos de lucidez del personaje, resultado de una representación imaginaria también vertiginosa dentro de su proceso de reconstrucción individual después del derrumbe.

Las hebras narrativas de "Las fiestas patrias del elefante" pueden ser éstas u otras en la sensibilidad del lector. Esencialmente, demos la bienvenida a las posibilidades infinitas en el recorrido de este elefante que ya se mueve de manera resuelta para encontrar su espacio.




jueves, noviembre 14, 2019

Próximamente... una novela satírica...

 Fecha de presentación sujeta a cambio  
por contingencia humana






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miércoles, septiembre 25, 2019

V ENCUENTRO INTERNACIONAL DE ESCRITORES EN EL BIO BIO



V ENCUENTRO INTERNACIONAL DE ESCRITORES EN EL BIO BIO

viernes, septiembre 13, 2019

Flashback. Programa radial Universidad de Concepción



En Concepción, Lila Calderón con Agustín Benelli, a punto de iniciar su programa radial FLASHBACK, transmitido el 8 de septiembre de 2019 a las 21:00 horas, por Radio Universidad de Concepción, 95.1 FM, en www.radioudec.cl

Los invitamos a escuchar el podcast de la conversación.

Programa radial FLASHBACK Agustín Benelli entrevista a Lila Calderón

Revista Altazor, Lila Calderón










martes, septiembre 03, 2019

Por una Educación Poética para Chile




viernes, julio 19, 2019

Tertulias de Poesía y Ciencia



Tod@s invitad@s.
Centro Cultural de España
Miércoles 24 de julio a las 19:30 horas

Av. Providencia 927. (Metro Salvador) 
Entrada liberada.

miércoles, julio 03, 2019

Desmontando la música contemporánea. La belleza de la disonancia

domingo, junio 16, 2019

"Telas y Entretelas", de Lila Calderón





Reseña del libro de poemas "Telas y Entretelas", de Lila Calderón, publicada 
en Artes y Letras de El Mercurio.
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viernes, mayo 31, 2019

Charlando en el Forestal presenta "Telas y Entretelas" en TheLibroShow


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domingo, marzo 24, 2019

RETROSPECTIVA DE LILA CALDERÓN



RETROSPECTIVA DE LILA CALDERÓN

Por Leonidas Rubio





Desde sus primeras señas la poesía de Lila Calderón se ha distinguido por búsquedas metafísicas y visuales, la insistencia en lo holístico y las propuestas circulares, de poemas en secuencia con ejes temáticos. Su lenguaje busca alcanzar una síntesis entre el significado y la instalación plástica del signo en la página. Esto es posible de advertir especialmente en "Animal Cautivo", paradigma de su trayectoria, donde el emplazamiento visual del texto tiene tanta relevancia como el enunciado. Las palabras están colocadas arquitectónicamente en un sentido barroco, detallista, de minucias, de relieves, de texturas, que apela a la ornamentación tanto como a la significación. El poema cae en la página como tallado, ilustrándose a sí mismo. No es, por tanto, una poesía declamatoria sino intimista, sensorial, de atención participante y no exclusivamente intelectual o auditiva. Reconoce la página como soporte intervenido donde los signos tienen una sola oportunidad de realizarse. Se mueve entre lo epigramático y lo rapsódico en un juego de ritmos e intensidades para declarar una tensión entre la defensa de la armonía interna del texto y una atmósfera de opresión que lo acecha siempre. El tono profético y parabólico cruza su poesía, con una intención de ejercicio de poder al borde de la mística.


En "Balance de blanco en el ángel triste de Durero" por ejemplo, irrumpen versos en mayúscula a pie de página que devienen nuevos títulos con fuerza retroactiva en la lectura, o al contrario, que se atenúan en cursivas minúsculas espaciadas de modo insólito, como operando hacia el silencio. La diagramación es el segundo hablante de estos poemas. El ángel de Durero no es otro que el personaje del grabado La Melancolía, ese temperamento que pasó a ser una filosofía y una estética, por no decir una visión de mundo durante el romanticismo, particularmente en su vertiente anglosajona. Así es este poemario donde el laúd de los personajes de Poe, las atmósferas de peso claroscuro y los intramuros, las nieblas, los visillos, son la escenografía de un montaje urgente, con un hablante que no perdona a su pasado: "Me entretuve tanto / hice una historia de siglos / con originales de barro", dice en un texto donde los espacios ejercen el balance en el blanco de la página para un ángel suspendido en una melodía de notas largas. Los viajes referenciales no se ciñen al provecto pasado clásico: hacia el final del libro los textos-balances son casi un guión fílmico y el hablante pasa a re-presentarse en enunciados severos, sentenciosos, como de antífona. La tragedia se sella con un imprevisto futurista: Nexus 6, el personaje de la película "Blade runner", de Ridley Scott, que imposta un Durero cuyo ángel es un ente programado que aprendió el amor fuera de libreto por no conocer del todo las reglas del juego. Allí se instala otra arista fundamental de la poesía de Lila: la intertextualidad que visita no sólo lo literario sino también lo audiovisual y lo plástico.


En "Lo que ocultan los vestidos" (Bordes, 2014) la autora se propone un mosaico de tonos expresivos que se nutren de distintos códigos: el relato, la metafísica, la alquimia, el aforismo, lo coloquial, lo visual, la crónica: "mosaico (...) donde podríamos fijar la silueta de aquello que nos interroga y que al intentar definir, o fijar, se nos esfuma". Con este predicamento y este taller de técnicas verbales mixtas, Lila irrumpe poéticamente en la prosa y prosaicamente en la poesía, donde pueda decir y vivir en primera persona, haciendo que "la libertad que puedo ejercer en el mundo que origino la vivo al conectar elementos heterogéneos, al modo de un collage". 

"Lo que ocultan los vestidos" tiene 10 secciones, una introducción y un epílogo. 3 secciones tienen epígrafes y la octava de ellas, "Cebras y reglas", incluye 2 imágenes del trabajo visual "Liquidación por fin de temporada" (2005) de la artista. La introducción busca dar al conjunto un hilo conductor y lo hace siguiendo una estrategia autorreferencial y metapoética: se sitúa frente al lector y frente a su propio texto simultáneamente. De allí algunas filiaciones. No hay automatismo pero sí hay mirada oblicua, cubista, refractada: "El azar tiene un sistema, un código que hay que interceptar y trabajar...". Declara su cansancio contra el "lleno total" orteguiano, la cultura de masas alienante. Por esa vía engarza con la poesía metafísica que mantiene su línea continua desde el post-romanticismo y el primer surrealismo en adelante, con referentes que no exhiben una tradición demasiado visible en la poesía chilena escrita por mujeres, excepción se diga de Stella Díaz Varín y Teresa Wilms Montt. En el ámbito más ancho de la poesía hispanoamericana sí tiene numerosos referentes, particularmente en la poesía argentina, que es probablemente la más cosmopolita de la lengua: Alejandra Pizarnik, Alfonsina Storni, Olga Orozco, entre otras.

Poesía de esencias y trascendencias versus apariencias, que indaga en el acto cotidiano como manifestación de otras  fuerzas que condicionan al sujeto en un estado de enmascaramiento o revestimiento. El título de Lila Calderón apunta a esa materia oculta en los vestidos: aquello entendido, intuido, salvado de la disolución. Es el acto de apoderamiento de lo real a partir del lenguaje en el sentido, insisto, de la poesía metafísica chilena, que en Díaz Casanueva y Anguita entronca con la filosofía del ser de Heidegger y su máximum expresivo: la poesía es la casa del lenguaje y el lenguaje es la casa del ser. Entonces "lo que ocultan los vestidos" es un cuerpo-habitación que recupera su visibilidad a la par que busca re-apropiarse sus significancias. Sin embargo a esta estirpe de poesía chilena es imposible no agregar el nombre de Vicente Huidobro, el gran decano de la correspondencia entre el sentido, la fonética y la plasticidad del texto impreso.

El último texto en prosa de "Lo que ocultan los vestidos" es una especie de fábula sobre lo engañoso de la percepción. Las cosas hablan y se re-presentan con movilidad, insatisfechas. Se recuerda a Rilke: "Las cosas vienen a nosotros ávidas de cobrar sentido". Este texto implica un sub-relato donde interactúan seres-signos aleatorios que se afectan mutuamente. Este texto final bien podría ser el inaugural y permitir una relectura inversa del libro todo, donde la introducción declarativa que formalmente lo abre, sería el epílogo que venga a delatar un plan de acción casi siempre superado por la ejecución del producto. Para confirmar esta intuición lectora que señalo, la autora deja caer en la última página una frase matemáticamente sugestiva: "El orden de los factores no altera el producto". Pero es aún más perfecta la síntesis conmutativa del libro si nos atenemos a las líneas finales de este epílogo circunvalado donde lo descifrado se vuelve a cifrar: "Y esa cortina que cubría todo el fondo de la gruta, era miel derramada sobre una roca que cerraba la entrada al insectario donde habíamos dejado las alas, antes de cambiar de piel para salir a barrer la tierra que aún olía a pintura fresca.".


En 2018 se ha publicado "Telas y entretelas" por Ediciones Otra Yo. El libro se abre con un epígrafe de la Pizarnik: "Debajo de mi vestido ardía un campo con flores alegres / como los niños de la medianoche". Luego convoca a su padre, el Premio Nacional de Literatura Alfonso Calderón, con un texto en prosa titulado "Sobre el hilo" para instalar un dintel apropiado a un libro de hebras sutiles. El libro no escatima su condición de continuidad respecto de "Lo que ocultan los vestidos". En efecto, dice en la página 10: "¿Qué ocultan los vestidos? / Algo tan grande como el corazón y la flor de la vida". Luego de este acertijo semi-resuelto se desata una secuencia de 23 modalidades de vestidos, todos encabezados por el sustantivo protagónico y una variable adjetiva en la que se singulariza: "Vestidos bonsai", "Vestidos anacrónicos", "Vestidos arcaicos, "Vestidos más allá del espejo", etc. Esto no es obstáculo para que a su vez cada poema se desglose en piezas que van personalizando aún más el sujeto asignando vidas particulares a cada vestido. Así por ejemplo en "Vestidos camaleónicos" el primer fragmento consigna que "hay vestidos delatores, / reversibles, vertiginosos…" y luego el siguiente fragmento hablará de "vestidos de primera selección", luego "vestidos de sal", luego "vestidos experimentales" y luego "vestidos nerviosos". Esta correlación de vestidos se van engarzando con la estrategia del uso del presente del verbo haber y con frecuencia también del ilativo para dejar establecida una línea de tiempo, un relato en ejecución simultánea o, analógicamente, un cuadro de planos paralelos superpuestos. Esta condición simultaneísta (Robert Delaunay) enfatiza la filiación plástica de la poesía de Lila Calderón, rasgo que hemos venido enunciando desde el comienzo de este artículo. Ello se hace aún más patente en "Telas y entretelas" a partir de la inserción de objetos al interior del libro, ya no descritos sino tangibles. Los objetos adheridos a dos páginas interiores son plumas ornamentales y pequeñas construcciones de costurería, a veces pequeños maniquíes con su propio atavío o bien piezas de ajuar fragmentadas o utensilios de costura ya reales (alfileres de gancho) o ya simulados (inocuas agujas de tablilla recortada). Cabe destacar que estos complementos visuales insertos en el libro son aleatorios y no se repiten en los distintos ejemplares de la edición. Es decir que no hay dos libros iguales, como trajes hechos a la medida o al inverso proporcional, trajes replicados que nunca son el mismo porque jamás se repite el usuario, en el sentido del famoso axioma de Heráclito que podríamos retocar en: "nadie se pone dos veces el mismo traje".
Además de lo dicho hasta aquí cabría mencionar un posible rastreo al linaje de esta enunciación basada en el presente del verbo haber dentro de un contexto plástico y metafísico. Este rastreo nos remite al párrafo de Eduardo Anguita en "Definición y pérdida de la persona" cuando dice: 

“Entonces, uno se da cuenta que, más que luz, más que aire, más que muebles, lo que hay es 
La palabra HAY.
Hasta uno entra en la palabra hay, con una claridad que daría miedo si uno existiera.”

Es así que la certeza de "existir" queda en nebulosa y no se da por enteramente cierta si no a partir de la percepción razonada en alternancia con la existencia o apariencia de otros objetos que comparten el "hay". Es así, entonces, que en este libro de Lila Calderón están instalados los vestidos como un escaparate virtual donde "hay" sus dimensiones físicas y sus dimensiones temporales transversales, complementarias e híbridas entre sí, de plasmación simultánea, de devenir continuo. Este ejercicio lecto-visual va convocando texturas y atmósferas en variables que describen también movilidades emotivas, eróticas, políticas, coloquiales, configurando un relato de amplitud espacio-temporal semejante a una instalación. No es de extrañar que, para más abundar, este libro esté ilustrado -o talvez debiéramos decir iluminado- con imágenes de la colección de "Diosas tutelares" de la autora, designio de otro de los itinerarios que retroalimentan su poesía en el juego de lenguajes que se imbrican en su rica vertiente creativa.

"Telas y entretelas" es un libro que se lee con deleite y con fruición, además del placer culposo de la inteligencia a la que nos tiene acostumbrados la autora. Es, me atrevo a decir, modestamente, un clímax dentro de su recorrido lírico. Al mismo tiempo de este arribo gozoso y doloroso por sus vestuarios más reveladores, nos anticipa la inquietud, casi el temor subsecuente: ¿por dónde podrá transitar esta voz después de exponerse a sí misma en su desnudez primigenia y a la vez en su atavismo más suntuoso?


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Leonidas Rubio (Curicó, 1970). Poeta, ha publicado: Cuadernos de emergencia (1994); Murmullo frente a sillas vacías (2001); Imbunche (2009); Piedra negra (2009); Malas costumbres (2013); Actas de (mala) fe (2014) e Índex (2015). En 1991 fue becario de la Fundación Pablo Neruda y miembro del Taller de Poesía de esa institución. Recibió el Premio Nacional de Poesía Eduardo Anguita 2012. El año 2016 fue Director y monitor del proyecto “Palabra Extendida: Talleres de Creación y Apreciación Literaria” en la ciudad de La Serena con el respaldo del Fondo del Libro y la Lectura en la modalidad Residencias. El año 2018 ha sido Director de la revista literaria “Deriva del Maule” y Director del ciclo de eventos literarios “Palabra Extendida: Poetas Visitantes Fuera del Canon”. Mantiene el sitio de difusión literaria “http:// malafepiedranegra.blogspot.com” donde publica muestras de su obra poética, artículos y reseñas de crítica cultural y literaria.

VER:
 http://letras.mysite.com/lcal220319.html


miércoles, diciembre 19, 2018

"Telas y Entretelas" de Lila Calderón



Telas y entretelas, telones y entretelones
Telas y Entretelas de Lila Calderón



Por Gustavo Barrera Calderón



Conozco a Lila desde que nací. Recuerdo a Lila desde que tengo recuerdos. Infancia, realidad, condición humana y Lila formaron parte del mismo microcosmos desde donde empecé a observar y comprender las generalidades y los detalles, las partes y el todo.

Antes que a las palabras accedí al dibujo, recuerdo el verso de Lila Calderón que llama a volver al dibujo. Recuerdo que mis primeros intentos en el dibujo eran retratos princesas con vestidos englobados. Hasta el cansancio dibujaba las siluetas y coloreaba con texturas, brillos y rosetones, ¿por qué haría algo así?

Vestidos. Muchos años después asoma una respuesta cargada de nuevas preguntas. Llega hasta mis manos un libro, un inventario que atraviesa épocas, que restablece conexiones antiguas. Abro sus páginas y entro la vorágine de una humanidad que se echó a rodar en el devenir de los siglos, cambiando vestidos como pieles. Generaciones, roles. Un carnaval de vidas habitando cuerpos y vestidos.

Me pregunto quién habla. Recorro y repaso la voz que habita estas páginas. No es paródica pero hace guiños a la parodia, no es neutra aunque por momentos se disfraza de neutralidad, mesura y contención. Es enigmática, tras cortinas, velos, ropajes o máscaras, el habla en estos versos encarna el enigma:

En el laberinto de palacio/ las fuentes dejan brotar/ lamentos fugaces/ enigmáticos reflejos/ de la rutina contemplativa/ y lágrimas orientales/ con todo el peso/ de la tradición.

Recoge lo que hay en el vestuario de simulación y teatralidad y le da una vuelta. Es posible que lo que conocemos como realidad sea en realidad una simulación.

En nuestro sueño colectivo está despierta y atenta a los signos. Al lenguaje simbólico de los vestidos, al lenguaje de vestidos como sarcófagos, cofres y cajas. Veo con ojos de Freud como trasluce el sexo femenino y su fuerza creadora en la oscura cámara de la imagen. También hay música de vientos con la capacidad de movilizar el pensamiento poético, palabras de aire, viento y energía renovadora, o instrumentos de hilos como cuerdas que vibran en tensión, y enlazan, unen, relacionan:

Hay solemnes atuendos sarcófago./ Rostros de oro inconmovible/ que animan pasión y ambición/ con sus dinásticas joyas/ cetros, pelucas y coronas./ Para evitar saqueos/ y mantener el equilibrio/ cósmico/ el ojo de Horus/ en cristal turquesa/ acumula secretos/ y resguarda la necrópolis/ ante cámaras de larga data/ que ya nadie sabe interpretar.

Este libro toma el hilo de las parcas. El hilo, la línea, la dimensión básica y primordial. Con hilo forma puntos, que uno tras otro tejen un paño, un plano que se expande en dos dimensiones, luego las piezas se unen para envolver un cuerpo en tres dimensiones. El vestido habitado o vacío es un espacio que se instala en la realidad y atrae hacia sí el tiempo.

Pero hay una armonía que se quiebra una y otra vez, una violencia que no parece acabar y Lila Calderón no es ajena a esto:

Telas para empastar libros/ con la piel arrancada/ a un animal cautivo/ que se llamaba ella/ hembra, fémina, bruja/ madre, hermana, enemiga/ conquistada, sometida/ hija/ sirvienta/ esclava/ tierra fértil/ esencia/ mujer.

Aparece la inclusión como única vía posible. Todo tiene cabida en un extenso bastidor que no tiene bordes. En Vestidos al margen queda en evidencia el absurdo ejercicio de la segregación:

Vestidos de tercera selección/ superpuestos, incompletos/ con restricciones/ rechazados, cesantes, en paro/ de cacería, con hambre/ ulcerados, trasplantados/ deshonrados, con azotes/ marcados desde el taller/ con brazaletes y siglas.

La asociación de vestimenta, poder y dominación me lleva inconsciente o sonámbulo a otra. Viene a mi mente la imagen de los Selknam, del patriarcado defendido por los Kloketen con sus cuerpos pintados en rituales que aterrorizaban a las mujeres fingiendo ser espíritus enfurecidos. Pienso en los conquistadores, los colonos y en las últimas mujeres yaganas, las hermanas Úrsula y Cristina Calderón tejiendo cestos y susurrando cantos como mantras ante la extinción de pueblo, cultura y lengua. La lucha de hoy es la misma lucha de siempre.

Me dejo llevar por las asociaciones libres. Pido disculpas, pero las palabras sacan palabras, y si veo bastante aquí de Calderón de la Barca, hay aún mayor presencia de la voz tutelar Alfonso, por más señas el padre, tras la tela del tiempo y de la piel:

Calderón a piaccere./ Se sostiene en el árbol genealógico/ para ver cumbres y abismos./ Padre y madre en todas sus edades/ por la cronología subversiva/ que habla con el silencio/ en forma de siete/ y tiñe los retratos con su mudez.

Encajes, piezas mágicas, velos, vestidos guardados para siempre en la memoria como en el cofre de un tesoro. Cada vez que leo a Lila me dan ganas de escribir, su capacidad de imaginar, de crear imágenes y compartirlas es inspiradora en el sentido más profundo.



Diciembre de 2018


Ver:

http://letras.mysite.com/gbar151218.html